
Como ya se sabe, la mayoría de sus empresas sobrepasan la producción de las nuestras, por lo que, no está por demás decirlo, sería una competencia injusta. Pero la idea es que nuestros productos al igual que los de ellos, entren libres de impuestos, para que sean más baratos para el consumidor final. Se supone que casi todos nuestros productos entrarían a competir con los estadounidenses, generando más ingresos para el país. El problema es que exportamos principalmente productos primarios, es decir, no procesados, como son los provenientes de la agricultura y animales de consumo humano. Pero ahí está la trampa, ya que el gobierno estadounidense subsidia un gran porcentaje de sus productos agrícolas, haciendo que estos sean más baratos. De está manera es más que seguro que vendrán con precios más bajos eliminando de entrada la competencia ecuatoriana. Cuando decimos que los Estados Unidos es nuestro mayor socio comercial, y por ello la importancia de firmar un TLC, estamos olvidando un dato esencial. Del total de exportaciones, los productos que se negocian representan solo una pequeña parte de lo que nos compran, aproximadamente un 30 por ciento, mientras que el 70 por ciento restante es

El verdadero interés por nuestro petróleo y recursos naturales. Esto se tornó evidente cuando estalló el sonado caso de la petrolera estadounidense Occidental. La empresa se llevaba un 85 por ciento de la producción petrolera mientras que el Estado solo se llevaba un 15 por ciento. En la noche del 15 de mayo, el Ministro de Energía y Minas, Iván Rodríguez, dio a conocer un fallo largamente esperado: Declaró la caducidad del contrato con la empresa transnacional Occidental que opera en el bloque 15 del Oriente ecuatoriano, extrayendo más de 100.000 barriles de petróleo por día, una tercera parte de lo que explotan las empresas transnacionales. La resolución ministerial se basó en el incumplimiento del contrato por parte de la OXY al haber transferido el 1 de noviembre del año 2000, el 40 por ciento de los derechos y obligaciones del Contrato de participación del bloque 15 a favor de la canadiense ENCANA sin autorización del Ministerio de Energía. La resolución del gobierno ecuatoriano implicará la inmediata devolución al Estado de las áreas contratadas, además de la entrega, sin costo y en buen estado, de equipos, maquinarias y otros elementos utilizados en la producción petrolera, instalaciones industriales o de transporte a la empresa estatal Petroecuador.
En un momento en que el petróleo alcanza precios nunca antes registrados y se ha convertido en un recurso estratégico muy codiciado, la decisión ecuatoriana de declarar la caducidad del contrato con la OXY constituye un golpe a los intereses de Estados Unidos y de sus transnacionales. Ellos consideran la aplicación de la ley ecuatoriana como una expropiación. Además de rescatar la dignidad y de que el Ecuador se va a beneficiar con más de 100.000 barriles por día, el mensaje que se está transmitiendo es que todos deben acatar las leyes ecuatorianas.

